Descubre la Composición 3D de la Placa Ateromatosa

PLACA ATEROMATOSA

La aterosclerosis coronaria se desarrolla a lo largo de los años. En edades muy tempranas se acumulan partículas de LDL en la pared de los vasos; una vez oxidadas, son captadas por los macrófagos, que se convierten en células espumosas. 

 

La liberación de diversas sustancias atrae otros elementos, como células musculares lisas, con lo que se constituye la placa que consta de un núcleo y una cápsula fibrosa. Inicialmente la placa no obstruye la luz del vaso, puesto que se acompaña de un remodelado arterial hacia fuera (flechas amarillas). 

 

Con el tiempo la placa sigue creciendo y puede obstruir la arteria de forma significativa (flecha blanca); o, la erosión de la cápsula fibrosa y su rotura puede originar un trombo que, en cuestión de segundos, ocluye por completo la luz del vaso.

Glóbulos rojos 


En el contexto de la aterosclerosis coronaria, los glóbulos rojos pueden desempeñar un papel relevante en las complicaciones de esta enfermedad cardiovascular. Esta implica la acumulación de depósitos de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias coronarias que suministran sangre al corazón.

Los glóbulos rojos pueden contribuir al proceso de formación de coágulos sanguíneos en las placas ateromatosas. Si la placa aterosclerótica se rompe o se erosiona, estos glóbulos pueden adherirse al sitio de lesión y contribuir a la formación de un coágulo sanguíneo (trombo) que puede obstruir el flujo sanguíneo en la arteria coronaria. 

Esta obstrucción puede provocar episodios cardiovasculares graves, como un infarto de miocardio, al interferir en el suministro de oxígeno al músculo cardíaco.


Coágulo de sangre 


Un coágulo de sangre es una masa gelatinosa formada por la acumulación de plaquetas sanguíneas y fibrina, una proteína coagulante, en respuesta a una lesión de los vasos sanguíneos. 

Su función principal es detener la hemorragia sellando el hueco que se produce entre ellos.  Sin embargo, pueden representar un problema cuando se forman de manera inadecuada en el sistema circulatorio.

Existen dos tipos principales de coágulos de sangre: los que se forman en el interior de los vasos sanguíneos (trombos) y aquellos que se desarrollan en otros lugares y pueden desprenderse y viajar a través del torrente sanguíneo (émbolos). 

Estos pueden obstruir el flujo de sangre, causando problemas graves como infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares. La formación de coágulos no deseados puede estar asociada a afecciones médicas como la aterosclerosis, la fibrilación auricular o la trombofilia, entre otras.


Placa ateromatosa


La placa de ateroma es una lesión característica de la aterosclerosis, una enfermedad cardiovascular crónica. Consiste en la acumulación de lípidos, células inflamatorias, tejido cicatricial y depósitos de calcio en la pared interna de las arterias.

Esta acumulación forma una masa endurecida y protuberante en las paredes arteriales, reduciendo la elasticidad y estrechando el espacio por donde fluye la sangre.

A medida que la placa de ateroma crece, puede obstruir el flujo sanguíneo o, en casos más avanzados, romperse, lo que puede dar lugar a la formación de coágulos de sangre y provocar graves episodios cardiovasculares, como infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular.

La formación de placas ateromatosas está asociada a factores de riesgo como el colesterol elevado, la presión arterial alta y el tabaquismo, y es una causa importante de enfermedades cardiovasculares.


Glóbulo blanco 


En el contexto de la aterosclerosis coronaria, los glóbulos blancos juegan un papel clave en la respuesta inflamatoria asociada con la formación y progresión de las placas ateromatosas en las arterias coronarias. 

La aterosclerosis es una enfermedad caracterizada por la acumulación de lípidos, células inflamatorias y otros componentes en las paredes arteriales. Cuando las arterias coronarias se ven afectadas por la aterosclerosis, los glóbulos blancos son reclutados al lugar de la lesión, participando así en la inflamación crónica que contribuye al proceso. 

Estos leucocitos pueden penetrar en la capa interna de la pared arterial, fagocitar (engullir) partículas lipídicas y liberar sustancias inflamatorias. Esta respuesta puede debilitar la estructura de la placa ateromatosa y, en algunos casos, contribuir a su rotura, aumentando el riesgo de formación de coágulos sanguíneos y de episodios cardiovasculares graves como el infarto de miocardio.


Arteria


Las arterias son vasos sanguíneos que transportan sangre rica en oxígeno desde el corazón a los distintos tejidos y órganos del cuerpo. Estas estructuras forman parte del sistema circulatorio y son esenciales para mantener un suministro constante de oxígeno y nutrientes a todas las células del cuerpo. 

Suelen tener paredes gruesas y elásticas que les permiten resistir la presión generada por la expulsión de sangre del corazón durante la contracción cardíaca. A medida que se alejan del corazón, se ramifican en arteriolas y capilares, facilitando el intercambio de oxígeno y nutrientes con los tejidos circundantes. 

Las arterias vuelven a unirse a las venas para transportar la sangre de regreso al corazón, completando el circuito del sistema circulatorio.


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